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domingo, 28 de diciembre de 2008

111 años del estreno de Cyrano de Bergerac

Hoy se cumplen 111 años del estreno de la obra Cyrano de Bergerac, de Edmond Rostand, basada en la vida del célebre aventurero y escritor francés del siglo XVII, cuyo nombre completo era Hercule-Savinien de Cyrano de Bergerac (6 de marzo de 1619-28 de julio de 1655).

Con motivo de dicho aniversario, reproducimos aquí una de las más hermosas escenas del drama de Rostand perteneciente al Acto 1.


ESCENA VIII
CYRANO, LE BRET, y los cadetes, sentados alrededor de la mesa; se les sirve comida y bebida.

CYRANO. (Saludando con aire burlón a los que se marchan sin atreverse a salu­darle.)¡Caballeros!... ¡Caballeros!... ¡Caballeros!...
LE BRET. (Desolado, con los brazos al aire.) ¡En qué jaleo te has metido!
CYRANO. ¿Ya empiezas a gruñirme?
LE BRET. Por lo menos estarás de acuerdo conmigo en que es dema­siado desperdiciar constantemente la suerte que viene a tus manos.
CYRANO. ¡Demasiado!... Tienes razón: ¡es demasiado!
LE BRET. ¡Entonces...!
CYRANO. Pero me parece que al principio, y también como ejemplo, es bueno exa­gerar un poco.
LE BRET. Si olvidases tu alma mosquetera, podrías conseguir gloria y fortuna...
CYRANO.¿Y qué tendría que hacer? Buscar un protector, tomar un amo, y como una hie­dra oscura que rodea un tronco lamién­dole la corteza, subir con astucia en vez de elevarme por la fuerza. ¡No, gracias! ¿Dedicar, como todos hacen, versos a los finan­cieros? ¿Convertirme en bufón con la vil esperanza de ver nacer una sonrisa amable en los labios de un ministro? ¡No gracias! ¿Desayunar todos los días con un sapo? ¿Tener el vientre desgastado de arrastrarme y la piel de las rodillas sucias de tanto arrodillarme? ¿Hacer genuflexiones de agili­dad dorsal? ¡No, gracias! ¿Tirar piedras con una mano y adu­lar con la otra? ¿Procurarme ganancias a cambio de tener siempre preparado el incen­sario? ¡No, gracias! ¿Subir de amo en amo, convertirme en un hombrecillo y navegar por la vida con madrigales por remos y por velas, suspiros de amores viejos? ¡No, gracias! ¿Conseguir que Servy edite mis versos, pagando? ¡No, gracias! ¿Trabajar por hacerme un nombre con un soneto, y no hacer otros? ¡No, gracias! ¿Hacerme nombrar papa por los cónclaves de imbéciles de los mesones? ¡No, gracias! ¿No descubrir el talento más que a los torpes, ser vapuleado por las gacetas y repetir sin ce­sar: « ¡Oh!, ¡a mí, a mí, que he sido elogiado por el Mercurio de Francia!»? ¡No, gra­cias! ¿Calcular, tener miedo, estar pálido, preferir hacer una visita antes que un poema, releer memoriales, hacerse presentar? ¡No, gracias! ¡No, gracias! ¡No, gracias!
Cantar, soñar, reír, caminar, estar solo, ser libre, saber que mis ojos ven bien, que mi voz vibra, ponerme al revés el sombrero cuando me plazca, batirme por sí o por un no, hacer versos... trabajar sin inquietarme la fortuna o la gloria, pensar en un viaje a la Luna, no escribir nunca nada que no nazca de mí mismo y contentarme, modestamente, con lo que salga; decir­me: «Amigo mío, conténtate con flores, con fru­tos, o incluso con hojas, si en tu propio jardín las siembras y las recoges.» Y si, por ca­sua­lidad llegara al triunfo, no verme obligado a devol­ver nada al César; guardar el mérito para mí mismo, y desde­ñar la parásita hiedra... O incluso, siendo encina o tilo, subir, subir... subir siempre solo, ¡aunque no alcance mucha altura!
LE BRET. ¡Completamente solo, de acuerdo; pero no contra todos! ¡Tienes la espantosa manía de sembrar enemigos por todas partes!
CYRANO. He adquirido esa costumbre a fuerza de verte hacer amigos y reír con ellos en todas partes. Sabes de sobra que por detrás te insultan. Al pasar, casi nadie te saluda, y yo me digo con alegría: ¡un enemigo más!
LE BRET. ¡Que aberración!
CYRANO. Sí, pero es mi vicio: desagradar me agrada. Me gusta que me odien. Amigo mío, ¡si supieras lo bien que se camina bajo la mirada de unos ojos excitados que intentan fulminarte! ¡Y cómo me divierten las manchas que sobre mi capa dejan la hiel de los envidiosos y la baba de los cobardes! La dulce amistad de tus amigos se parece a esos cuellos calados y flo­tantes de Italia, con los que el cuello se afemina y debilita; eso sí, son cómodos, aunque roban la expresión altiva, porque al no tener la frente ni sostén ni estorbo, la cabeza se cae en todos los sentidos. Para mí, en cambio, el odio es cada día como un cuello rizado que me obliga con su almidón a levantar la cabe­za. Un ene­migo más es un nuevo pliegue que me añade una molestia, pero también un rayo de luz, porque, según el refrán español, el odio es un dogal, y también una aureola.
LE BRET. (Tras un silencio, cogiéndole por el brazo). Di a todo el mundo, y en voz alta, tu orgullo y tu amargu­ra, pero a mí no me engañes. ¡Confiésame en secreto que ella no te ama!
CYRANO. (Vivamente.) ¡Cállate!

(Cristián ha entrado hace un momento y se mezcla a los cadetes que no le dirigen la palabra; termina por sentarse solo en una pequeña mesa donde Lisa le atiende.)

Efemérides literarias

DICIEMBRE:

28 de diciembre:

Publicaciones:
1973 “Archipiélago Gulag”, de Alexander Soljenitsyn

Estrenos:
1897 “Cyrano de Bergerac”, de Edmond Rostand
1923 "Santa Juana", de Bernard Shaw
1961 "La noche de la iguana", de Tennessee Williams

Nacimientos:
1550 Vicente Espinel, escritor español
1855 Juan Zorrilla de San Martín, poeta y diplomático uruguayo
1872 Pío Baroja, novelista español
1874 Mª de la O Lejárraga, escritora española
1932 Manuel Puig, escritor argentino

Defunciones:
1877 Nikolai Nekrasov, escritor ruso
1918 Olavo Bilac, poeta brasileño
1925 Sergei Esenin, poeta ruso
1945 Theodore Dreiser, novelista estadounidense
2004 Susan Sontag, ensayista y novelista estadounidense

SERGEI ESENIN

martes, 2 de diciembre de 2008

Efemérides literarias

DICIEMBRE:

2 de diciembre:
1982 Pedro Laín Entralgo es elegido director de la Real Academia Española

Estrenos:
1896 “La campana sumergida”, de Gerhart Hauptmann
1965 "La oficina", de Alfonso Paso

Nacimientos:
1868 Francis Jammes, escritor francés
1927 Carlos Muñiz, dramaturgo español
1950 Olvido García Valdés, poetisa española

Defunciones:
1814 Donatien Alphonse François, (marqués de Sade), escritor y filósofo francés
1815 Jan Potocki, escritor polaco
1918 Edmond Rostand, poeta y dramaturgo francés
1944 Filippo Tomasso Marinetti, poeta italiano
1969 José Mª Arguedas, escritor peruano
1982 Federico Carlos Sáinz de Robles, escritor y crítico literario español

FILIPPO TOMASSO MARINETTI