Origen y evolución histórica del soneto (I)
No hay unanimidad a la hora de establecer el momento de aparición del soneto. Se suele aceptar que es una estrofa de origen italiano, si bien su nombre (sonetto), diminutivo de sonus (sonido), parece dimanar del provenzal sonet, que significa melodía, cancioncilla.
Algunos entienden que, en su origen, el soneto no era sino la unión de un strambotto de ocho versos con otro de seis. Para otros, se trata de una forma especial de una estrofa de canción independizada, la cobla esparsa provenzal, composición que fue incorporada a la tradición lírica italiana. Existen también teorías conciliadoras que entienden que se trataría de un strambotto o una canzuna popular de ocho versos, más una coda de seis versos, como la estrofa de canción.
Los partidarios de la primera tesis, se basan en que en el siglo XIII prevalece la división en tres partes de los dos tercetos [CD CD CD], frente a la exclusiva en dos [CDC DCD] que se impone a partir del siglo XIV. No obstante, desde el principio parecen existir tercetos dispuestos en dos partes, con lo que nada se aclara al respecto. Por otro lado, el strambotto es originariamente una forma popular, mientras que el soneto desde su primera aparición pertenece a la poesía culta.
Parece pues más probable aceptar que el soneto sea una forma especial de la estrofa de canción, considerando los dos cuartetos como el primer y segundo pies de la fronte, y los dos tercetos como vueltas de la coda. Así también Juan Díaz Rengifo denominó pies a los cuartetos y vueltas a los tercetos.
Sea como fuere, el soneto comenzó a utilizarse en la escuela siciliana, y aparece plenamente desarrollado con sus rasgos característicos en la poesía italiana de la época de Federico II (1194-1250). Las reglas para su composición ya las expusieron algunos teóricos como Francesco da Barberino y Antonio da Tempo, quien en su «Summa Artis Rithmici» (1332) dio una lista de las 16 formas posibles del soneto con variantes.
Es imposible saber a ciencia cierta quién escribió el primer soneto. Aunque algunos conceden dicho honor a Giacomo Pugliese, se suele considerar a Jacopo Lentini, notario de la corte siciliana, como el primero en emplear la combinación de catorce versos endecasílabos (entre los años 1215 y 1233), en veinticuatro poemas amorosos, cuya estructura formal se distribuía en dos grupos desiguales: uno, formado por ocho versos con dos rimas alternas [ABAB ABAB], y otro de seis versos con tres rimas diferentes [CDE CDE]. En esa época era frecuente que un grupo de poetas sostuviese una tenzone o discusión poética presentando sus puntos de vista mediante sonetos sucesivos, intercalando algunas veces entre uno y otro una canzone. Así se formó la costumbre de emplear el soneto para estrofas de un poema más largo.
A finales del s. XIII, un poeta apellidado Durante relató la primera parte del «Roman de la Rose» en una serie de sonetos a la que dio el título de «Il Fiore». En el mismo siglo, Guittone d'Arezzo introdujo la rima abrazada en los cuartetos [ABBA ABBA] y se empezó a emplear en los tercetos un esquema de dos rimas [CDC DCD], pudiendo estructurarse de forma unitaria, bipartita o tripartita. Otro importante sonetista de la época, Davanzati, escribió ya dos colecciones de sonetos alegóricos.
Sin embargo, fueron los stilnovistas -Guinizzelli, delle Colonne, di Filippo, Cavalcanti, Frescobaldi, Cino da Pistoia, y sobre todo Dante Alighieri («Vita Nuova», 1293), y Francesco Petrarca, figura cumbre de la poesía renacentista, autor de un «Canzoniere» (publicado entre 1338 y 1374), que contiene, entre otros poemas, 317 sonetos-, quienes dieron forma definitiva a los cuartetos [ABBA ABBA], aunque también emplearon, en mucha menor medida, otras disposiciones [ABAB ABAB, ABAB BAAB o ABAB BABA] y quienes flexibilizaron la organización de los seis últimos versos. Con ellos la estrofa adquirió carta de naturaleza, y desde entonces pasó a incorporarse al sustrato lírico de casi todas las literaturas europeas, si bien con peculiaridades propias en algunas de ellas. Por cierto, que con el tiempo esta especial disposición de las rimas imperante en los autores citados se ha dado en denominar 'soneto italiano' o 'petrarquista'.
En el Quattrocento, la influencia de Petrarca se manifiesta sobre todo en la poesía de Giacopo Sannazaro, apreciable sonetista. Durante el Cinquecento el soneto comenzó a confundirse con el epigrama, dándole un sentido satírico y mordaz, como en el caso de Serafino dall'Aquila. Pero fue Tasso quien restauró la dignidad de esta composición poética, que fue abundantemente empleada por sus contemporáneos (Bembo, Castiglione, Tansillo, Ariosto y hasta el mismo Miguel Ángel, entre otros muchos). Aunque durante los siglos posteriores continuó empleándose más o menos de forma regular esta forma poética (Alfieri, etc.), no es hasta el s. XIX cuando el soneto retoma su importancia en Italia, con nombres como Belli (autor de unos 2.400), Foscolo y Carducci, y mucho más tarde merced a d'Annunzio, Pascarella o Saba.
© Juan Ballester
No hay unanimidad a la hora de establecer el momento de aparición del soneto. Se suele aceptar que es una estrofa de origen italiano, si bien su nombre (sonetto), diminutivo de sonus (sonido), parece dimanar del provenzal sonet, que significa melodía, cancioncilla.
Algunos entienden que, en su origen, el soneto no era sino la unión de un strambotto de ocho versos con otro de seis. Para otros, se trata de una forma especial de una estrofa de canción independizada, la cobla esparsa provenzal, composición que fue incorporada a la tradición lírica italiana. Existen también teorías conciliadoras que entienden que se trataría de un strambotto o una canzuna popular de ocho versos, más una coda de seis versos, como la estrofa de canción.
Los partidarios de la primera tesis, se basan en que en el siglo XIII prevalece la división en tres partes de los dos tercetos [CD CD CD], frente a la exclusiva en dos [CDC DCD] que se impone a partir del siglo XIV. No obstante, desde el principio parecen existir tercetos dispuestos en dos partes, con lo que nada se aclara al respecto. Por otro lado, el strambotto es originariamente una forma popular, mientras que el soneto desde su primera aparición pertenece a la poesía culta.
Parece pues más probable aceptar que el soneto sea una forma especial de la estrofa de canción, considerando los dos cuartetos como el primer y segundo pies de la fronte, y los dos tercetos como vueltas de la coda. Así también Juan Díaz Rengifo denominó pies a los cuartetos y vueltas a los tercetos.
Sea como fuere, el soneto comenzó a utilizarse en la escuela siciliana, y aparece plenamente desarrollado con sus rasgos característicos en la poesía italiana de la época de Federico II (1194-1250). Las reglas para su composición ya las expusieron algunos teóricos como Francesco da Barberino y Antonio da Tempo, quien en su «Summa Artis Rithmici» (1332) dio una lista de las 16 formas posibles del soneto con variantes.
Es imposible saber a ciencia cierta quién escribió el primer soneto. Aunque algunos conceden dicho honor a Giacomo Pugliese, se suele considerar a Jacopo Lentini, notario de la corte siciliana, como el primero en emplear la combinación de catorce versos endecasílabos (entre los años 1215 y 1233), en veinticuatro poemas amorosos, cuya estructura formal se distribuía en dos grupos desiguales: uno, formado por ocho versos con dos rimas alternas [ABAB ABAB], y otro de seis versos con tres rimas diferentes [CDE CDE]. En esa época era frecuente que un grupo de poetas sostuviese una tenzone o discusión poética presentando sus puntos de vista mediante sonetos sucesivos, intercalando algunas veces entre uno y otro una canzone. Así se formó la costumbre de emplear el soneto para estrofas de un poema más largo.
A finales del s. XIII, un poeta apellidado Durante relató la primera parte del «Roman de la Rose» en una serie de sonetos a la que dio el título de «Il Fiore». En el mismo siglo, Guittone d'Arezzo introdujo la rima abrazada en los cuartetos [ABBA ABBA] y se empezó a emplear en los tercetos un esquema de dos rimas [CDC DCD], pudiendo estructurarse de forma unitaria, bipartita o tripartita. Otro importante sonetista de la época, Davanzati, escribió ya dos colecciones de sonetos alegóricos.
Sin embargo, fueron los stilnovistas -Guinizzelli, delle Colonne, di Filippo, Cavalcanti, Frescobaldi, Cino da Pistoia, y sobre todo Dante Alighieri («Vita Nuova», 1293), y Francesco Petrarca, figura cumbre de la poesía renacentista, autor de un «Canzoniere» (publicado entre 1338 y 1374), que contiene, entre otros poemas, 317 sonetos-, quienes dieron forma definitiva a los cuartetos [ABBA ABBA], aunque también emplearon, en mucha menor medida, otras disposiciones [ABAB ABAB, ABAB BAAB o ABAB BABA] y quienes flexibilizaron la organización de los seis últimos versos. Con ellos la estrofa adquirió carta de naturaleza, y desde entonces pasó a incorporarse al sustrato lírico de casi todas las literaturas europeas, si bien con peculiaridades propias en algunas de ellas. Por cierto, que con el tiempo esta especial disposición de las rimas imperante en los autores citados se ha dado en denominar 'soneto italiano' o 'petrarquista'.
En el Quattrocento, la influencia de Petrarca se manifiesta sobre todo en la poesía de Giacopo Sannazaro, apreciable sonetista. Durante el Cinquecento el soneto comenzó a confundirse con el epigrama, dándole un sentido satírico y mordaz, como en el caso de Serafino dall'Aquila. Pero fue Tasso quien restauró la dignidad de esta composición poética, que fue abundantemente empleada por sus contemporáneos (Bembo, Castiglione, Tansillo, Ariosto y hasta el mismo Miguel Ángel, entre otros muchos). Aunque durante los siglos posteriores continuó empleándose más o menos de forma regular esta forma poética (Alfieri, etc.), no es hasta el s. XIX cuando el soneto retoma su importancia en Italia, con nombres como Belli (autor de unos 2.400), Foscolo y Carducci, y mucho más tarde merced a d'Annunzio, Pascarella o Saba.
© Juan Ballester
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