VOCES DE COLORES
Son bien conocidos los estudios tendentes a determinar el significado de los diferentes colores y las reacciones mentales que cada uno de ellos produce en nuestra mente por asociación de ideas. Sin entrar a valorar la validez de los resultados obtenidos, sí es cierto que nuestro idioma está plagado de expresiones o frases en las que los colores son los protagonistas, y a veces su sentido no deja de ser pintoresco. Veamos algunos ejemplos.
Comenzaremos con el amarillo, tradicionalmente asociado a la desesperación. Algunas expresiones que incorporan este color hacen referencia a la precaución o advertencia, p. ej. si en la playa hay bandera amarilla significa que hay que bañarse con cuidado; si el árbitro de un partido de fútbol saca a un jugador tarjeta amarilla, le está advirtiendo de que su actitud es antideportiva. Por otra parte, la prensa amarilla es sensacionalista, cimentada en los rumores y habladurías. Y cuando una persona sufre por el éxito de los demás, se dice que está amarilla de envidia.
Respecto al azul, prácticamente todas sus referencias tienen significado positivo en algún sentido, desde el príncipe azul de los cuentos hasta la gente que pertenece a la nobleza y que por tanto tiene sangre azul. También existe el llamado pescado azul, en clara referencia al color de su carne; los días azules, que son aquellos que tienen descuento si se decide viajar en tren; la bandera azul en las playas, que denota que la misma está en unos niveles mínimos de contaminación. Únicamente cabe reseñar una expresión en la que el azul tiene tintes restrictivos: la zona azul, que suele abarcar el centro de las poblaciones más importantes y en la que el aparcamiento está limitado, ya sea a determinados usuarios o por un período de tiempo breve. Aparte de esto, parece ser que tradicionalmente el color azul simboliza los celos.
Por lo que se refiere al blanco, son abundantísimas sus apariciones en el lenguaje coloquial, y suele indicar pureza, inocencia, paz, limpieza o vacío. Así, manos blancas son las que no se han visto salpicadas por un escándalo político o social; una competición deportiva de guante blanco es aquélla en que los contendientes se entregan al juego sin violencia (pero un ladrón de guante o cuello blanco es el que actúa escudándose en su posición social o económica, casi impunemente), y la bandera blanca simboliza la paz. Con el sentido de vía libre existe la expresión carta blanca, que es disponer de libertad absoluta para algo, y referido al vacío mental transitorio tenemos la expresión quedarse en blanco, circunstancia que suele producirse en momentos de mucha tensión. Algunas referencias al blanco son verdaderamente pintorescas. Por ejemplo, se habla del pescado blanco, cuya carne es más suave y digestiva que la del azul; un caballo blanco es nada más y nada menos que la persona que aporta el dinero para una empresa dudosa; un libro blanco es un compendio sobre las directrices que se marca un gobierno respecto de un determinado asunto. Y estar sin blanca, es estar sin un céntimo, mientras que el vino blanco, es en realidad amarillento.
El color dorado no suele ser muy utilizado en la práctica coloquial. Tan sólo cabe reseñar la expresión sueño dorado para referirse a todo deseo utópico o imposible que cada persona alimenta en su interior. Y un curioso eufemismo: la lluvia dorada, en el argot de la prostitución, viene a ser algo así como orinarse encima del cliente cuando éste lo solicita.
El gris no es de los colores más afortunados, debido quizá a su equidistancia del blanco y del negro. Suele hacer alusión a cosas que pasan sin pena ni gloria. Así se habla de un día gris, que aparte del que se presenta cubierto de nubes, también alude al que se puede considerar más bien malo; o una persona gris, que designa a los mediocres. Por contra, un cerebro gris es una persona inteligente y con gran capacidad de raciocinio, y por eso la materia gris representa el cerebro.
El lila, especie de morado claro, debe su nombre al color de las flores homónimas, y se utiliza en la expresión ser un lila para referirse a las personas fatuas o tontas, así como a los hombres de aspecto afeminado.
Por lo que respecta al marrón, tradicionalmente no es un color simpático ni suele ser el preferido de nadie, tal vez por su similitud con el de los excrementos humanos. Aunque mucha gente se viste en tonos marrones y la vida está llena de cosas marrones, no hay mucha cultura popular al respecto. Últimamente se viene acuñando la expresión dejarle o tocarle a uno el marrón, para referirse a cuando nos encargan trabajos de lo más desagradable o complicado, reservando los más amenos o creativos para otras personas.
Del morado tampoco hay excesivos testimonios, quizá por tratarse de un color formado a base de mezclar colores primarios. Tradicionalmente va asociado con el amor correspondido. Es muy pintoresca la expresión ponerse morado, generalmente en el sentido de comer demasiado, y casi siempre en invitaciones o banquetes, o también referido a los mirones. Y pasarlas moradas es pasarlo mal, con muchos apuros.
Respecto al naranja, que se asocia con la firmeza, su significado es un poco similar al del amarillo, p. ej. en los semáforos. La cultura popular es muy pobre a la hora de referirse a este color, y casi de anecdótica podríamos calificar la expresión alerta naranja, que se produce en situaciones de riesgo general o peligro para la población, como un escalón inferior a la alerta roja.
En cambio, en el caso del negro son abundantísimas las muestras coloquiales que podemos citar. Su denominador común es lo siniestro, lo oculto, lo fatídico o lo doloroso: la novela negra, repleta de crímenes e intrigas policíacas; la magia negra, que es la más maligna y secreta; la oveja negra (o el garbanzo negro) de una familia, que se aplica al individuo inadaptado o que sale diferente de los demás; la lista negra, que es la de sujetos que por alguna razón resultan indeseables; el dinero negro, que es el que se oculta a las garras de Hacienda; el mercado negro, o mercado clandestino; un punto negro, que es un lugar de especial siniestrabilidad en las carreteras; el humor negro, que se ceba en la calamidad o los defectos físicos de las personas, etc. Por otro lado, tener la negra es tener muy mala suerte, y estar o ponerse negro con algo es ponerse de muy mal humor. Un mus negro, por último, es cuando con muy buena jugada se opta por desechar alguna carta para despistar al adversario. Hay sin embargo dos casos en que el negro resalta las cualidades de las cosas: si algo es de pata negra o tiene etiqueta negra, es que se trata de lo mejorcito dentro de su género.
El pardo, color de la tierra, representa el trabajo y también lo oscuro, algo intermedio entre el blanco y el negro. No hay mucha literatura popular al respecto, y tampoco cabe darle una significación unívoca, puesto que, en sentido peyorativo, se dice que alguien tiene gramática parda cuando tiene habilidad para conducirse en la vida y para salir a flote de situaciones comprometidas; y en cambio, ser un pardillo, representa todo lo contrario, la persona incauta y que fácilmente se deja engañar o convencer de algo que no le favorece. En otro orden de cosas, un caballero pardo era antiguamente el que, no siendo noble, alcanzaba privilegios del rey para no pechar y gozar de las preeminencias de hidalgo. Y la voz parda es aquella que suena empañada y poco clara.
El rojo representa la alegría y también la venganza, y goza de gran popularidad en nuestro léxico, quizá por asociación con el color de la sangre. Si decimos de alguien que se puso rojo como un tomate, es que se vió envuelto en una situación muy embarazosa y le subió la sangre a las mejillas; de aquí viene también el dicho de ponerse rojo de ira. Por otra parte, éste es el color que tenía la bandera de la antigua Unión Soviética, y por eso de los comunistas o los revolucionarios radicales se dice que son unos rojos. Además, el rojo entraña peligro: la bandera roja en la playa nos advierte contra el riesgo más que evidente de bañarnos en esas condiciones; la luz roja, de un semáforo por ejemplo, nos impone la obligación de detenernos; la alerta roja es la máxima alerta; la tarjeta roja que se le exhibe a un jugador le impide continuar la competición, y los números rojos , esos que tanto abundan en nuestras cuentas corrientes, se producen cuando seguimos disponiendo de efectivo y comprando a crédito sin tener saldo suficiente. Con un significado no tan alarmante, existen los días rojos del calendario, que tienen un doble matiz: por un lado, los domingos y festivos, y por otro, los días en que todo el mundo aprovecha para viajar, por lo que las tarifas de ciertos transportes públicos sufren un incremento con respecto al precio de los días normales.
El color rosa se asocia tradicionalmente con la felicidad o el sentimentalismo fácil. Así, cabe citar aquellos que ven la vida o el porvenir de color rosa, o la novela rosa, que es una especie de novela muy romántica.
Finalmente, el verde, color de la esperanza, presenta gran variedad de aspectos. Lo más frecuente es asociarlo con la normalidad, y así se dice que hay luz verde cuando se puede avanzar hacia algo, bandera verde si el mar no presenta peligro, y hasta el camino de salida de los establecimientos públicos está marcado con flechas verdes. Pero también tiene un significado ecologista. Una tienda verde es aquélla en la que se venden productos fabricados con ingredientes naturales; los partidos ecologistas se denominan genéricamente Los Verdes. Por otro lado, si contamos u oímos un chiste verde, tendrá contenido sexual, y si alguien nos pone verdes hablará muy mal de nosotros. En otro orden de cosas, estar muy verde algo o alguien significa estar inmaduro o poco preparado. En otro tiempo, equivalía también a mil pesetas, debido al color que tenían estos billetes, y así era frecuente escuchar cosas como uno de los verdes.
Para terminar este recorrido, cabría reseñar las expresiones que agrupan no a un color concreto, sino a todos: poner a alguien de todos los colores es criticarlo en forma despiadada, sin compasión; sacarle los colores es avergonzarle en público, y soñar en colores es ser un iluso.
© Juan Ballester
Son bien conocidos los estudios tendentes a determinar el significado de los diferentes colores y las reacciones mentales que cada uno de ellos produce en nuestra mente por asociación de ideas. Sin entrar a valorar la validez de los resultados obtenidos, sí es cierto que nuestro idioma está plagado de expresiones o frases en las que los colores son los protagonistas, y a veces su sentido no deja de ser pintoresco. Veamos algunos ejemplos.
Comenzaremos con el amarillo, tradicionalmente asociado a la desesperación. Algunas expresiones que incorporan este color hacen referencia a la precaución o advertencia, p. ej. si en la playa hay bandera amarilla significa que hay que bañarse con cuidado; si el árbitro de un partido de fútbol saca a un jugador tarjeta amarilla, le está advirtiendo de que su actitud es antideportiva. Por otra parte, la prensa amarilla es sensacionalista, cimentada en los rumores y habladurías. Y cuando una persona sufre por el éxito de los demás, se dice que está amarilla de envidia.
Respecto al azul, prácticamente todas sus referencias tienen significado positivo en algún sentido, desde el príncipe azul de los cuentos hasta la gente que pertenece a la nobleza y que por tanto tiene sangre azul. También existe el llamado pescado azul, en clara referencia al color de su carne; los días azules, que son aquellos que tienen descuento si se decide viajar en tren; la bandera azul en las playas, que denota que la misma está en unos niveles mínimos de contaminación. Únicamente cabe reseñar una expresión en la que el azul tiene tintes restrictivos: la zona azul, que suele abarcar el centro de las poblaciones más importantes y en la que el aparcamiento está limitado, ya sea a determinados usuarios o por un período de tiempo breve. Aparte de esto, parece ser que tradicionalmente el color azul simboliza los celos.
Por lo que se refiere al blanco, son abundantísimas sus apariciones en el lenguaje coloquial, y suele indicar pureza, inocencia, paz, limpieza o vacío. Así, manos blancas son las que no se han visto salpicadas por un escándalo político o social; una competición deportiva de guante blanco es aquélla en que los contendientes se entregan al juego sin violencia (pero un ladrón de guante o cuello blanco es el que actúa escudándose en su posición social o económica, casi impunemente), y la bandera blanca simboliza la paz. Con el sentido de vía libre existe la expresión carta blanca, que es disponer de libertad absoluta para algo, y referido al vacío mental transitorio tenemos la expresión quedarse en blanco, circunstancia que suele producirse en momentos de mucha tensión. Algunas referencias al blanco son verdaderamente pintorescas. Por ejemplo, se habla del pescado blanco, cuya carne es más suave y digestiva que la del azul; un caballo blanco es nada más y nada menos que la persona que aporta el dinero para una empresa dudosa; un libro blanco es un compendio sobre las directrices que se marca un gobierno respecto de un determinado asunto. Y estar sin blanca, es estar sin un céntimo, mientras que el vino blanco, es en realidad amarillento.
El color dorado no suele ser muy utilizado en la práctica coloquial. Tan sólo cabe reseñar la expresión sueño dorado para referirse a todo deseo utópico o imposible que cada persona alimenta en su interior. Y un curioso eufemismo: la lluvia dorada, en el argot de la prostitución, viene a ser algo así como orinarse encima del cliente cuando éste lo solicita.
El gris no es de los colores más afortunados, debido quizá a su equidistancia del blanco y del negro. Suele hacer alusión a cosas que pasan sin pena ni gloria. Así se habla de un día gris, que aparte del que se presenta cubierto de nubes, también alude al que se puede considerar más bien malo; o una persona gris, que designa a los mediocres. Por contra, un cerebro gris es una persona inteligente y con gran capacidad de raciocinio, y por eso la materia gris representa el cerebro.
El lila, especie de morado claro, debe su nombre al color de las flores homónimas, y se utiliza en la expresión ser un lila para referirse a las personas fatuas o tontas, así como a los hombres de aspecto afeminado.
Por lo que respecta al marrón, tradicionalmente no es un color simpático ni suele ser el preferido de nadie, tal vez por su similitud con el de los excrementos humanos. Aunque mucha gente se viste en tonos marrones y la vida está llena de cosas marrones, no hay mucha cultura popular al respecto. Últimamente se viene acuñando la expresión dejarle o tocarle a uno el marrón, para referirse a cuando nos encargan trabajos de lo más desagradable o complicado, reservando los más amenos o creativos para otras personas.
Del morado tampoco hay excesivos testimonios, quizá por tratarse de un color formado a base de mezclar colores primarios. Tradicionalmente va asociado con el amor correspondido. Es muy pintoresca la expresión ponerse morado, generalmente en el sentido de comer demasiado, y casi siempre en invitaciones o banquetes, o también referido a los mirones. Y pasarlas moradas es pasarlo mal, con muchos apuros.
Respecto al naranja, que se asocia con la firmeza, su significado es un poco similar al del amarillo, p. ej. en los semáforos. La cultura popular es muy pobre a la hora de referirse a este color, y casi de anecdótica podríamos calificar la expresión alerta naranja, que se produce en situaciones de riesgo general o peligro para la población, como un escalón inferior a la alerta roja.
En cambio, en el caso del negro son abundantísimas las muestras coloquiales que podemos citar. Su denominador común es lo siniestro, lo oculto, lo fatídico o lo doloroso: la novela negra, repleta de crímenes e intrigas policíacas; la magia negra, que es la más maligna y secreta; la oveja negra (o el garbanzo negro) de una familia, que se aplica al individuo inadaptado o que sale diferente de los demás; la lista negra, que es la de sujetos que por alguna razón resultan indeseables; el dinero negro, que es el que se oculta a las garras de Hacienda; el mercado negro, o mercado clandestino; un punto negro, que es un lugar de especial siniestrabilidad en las carreteras; el humor negro, que se ceba en la calamidad o los defectos físicos de las personas, etc. Por otro lado, tener la negra es tener muy mala suerte, y estar o ponerse negro con algo es ponerse de muy mal humor. Un mus negro, por último, es cuando con muy buena jugada se opta por desechar alguna carta para despistar al adversario. Hay sin embargo dos casos en que el negro resalta las cualidades de las cosas: si algo es de pata negra o tiene etiqueta negra, es que se trata de lo mejorcito dentro de su género.
El pardo, color de la tierra, representa el trabajo y también lo oscuro, algo intermedio entre el blanco y el negro. No hay mucha literatura popular al respecto, y tampoco cabe darle una significación unívoca, puesto que, en sentido peyorativo, se dice que alguien tiene gramática parda cuando tiene habilidad para conducirse en la vida y para salir a flote de situaciones comprometidas; y en cambio, ser un pardillo, representa todo lo contrario, la persona incauta y que fácilmente se deja engañar o convencer de algo que no le favorece. En otro orden de cosas, un caballero pardo era antiguamente el que, no siendo noble, alcanzaba privilegios del rey para no pechar y gozar de las preeminencias de hidalgo. Y la voz parda es aquella que suena empañada y poco clara.
El rojo representa la alegría y también la venganza, y goza de gran popularidad en nuestro léxico, quizá por asociación con el color de la sangre. Si decimos de alguien que se puso rojo como un tomate, es que se vió envuelto en una situación muy embarazosa y le subió la sangre a las mejillas; de aquí viene también el dicho de ponerse rojo de ira. Por otra parte, éste es el color que tenía la bandera de la antigua Unión Soviética, y por eso de los comunistas o los revolucionarios radicales se dice que son unos rojos. Además, el rojo entraña peligro: la bandera roja en la playa nos advierte contra el riesgo más que evidente de bañarnos en esas condiciones; la luz roja, de un semáforo por ejemplo, nos impone la obligación de detenernos; la alerta roja es la máxima alerta; la tarjeta roja que se le exhibe a un jugador le impide continuar la competición, y los números rojos , esos que tanto abundan en nuestras cuentas corrientes, se producen cuando seguimos disponiendo de efectivo y comprando a crédito sin tener saldo suficiente. Con un significado no tan alarmante, existen los días rojos del calendario, que tienen un doble matiz: por un lado, los domingos y festivos, y por otro, los días en que todo el mundo aprovecha para viajar, por lo que las tarifas de ciertos transportes públicos sufren un incremento con respecto al precio de los días normales.
El color rosa se asocia tradicionalmente con la felicidad o el sentimentalismo fácil. Así, cabe citar aquellos que ven la vida o el porvenir de color rosa, o la novela rosa, que es una especie de novela muy romántica.
Finalmente, el verde, color de la esperanza, presenta gran variedad de aspectos. Lo más frecuente es asociarlo con la normalidad, y así se dice que hay luz verde cuando se puede avanzar hacia algo, bandera verde si el mar no presenta peligro, y hasta el camino de salida de los establecimientos públicos está marcado con flechas verdes. Pero también tiene un significado ecologista. Una tienda verde es aquélla en la que se venden productos fabricados con ingredientes naturales; los partidos ecologistas se denominan genéricamente Los Verdes. Por otro lado, si contamos u oímos un chiste verde, tendrá contenido sexual, y si alguien nos pone verdes hablará muy mal de nosotros. En otro orden de cosas, estar muy verde algo o alguien significa estar inmaduro o poco preparado. En otro tiempo, equivalía también a mil pesetas, debido al color que tenían estos billetes, y así era frecuente escuchar cosas como uno de los verdes.
Para terminar este recorrido, cabría reseñar las expresiones que agrupan no a un color concreto, sino a todos: poner a alguien de todos los colores es criticarlo en forma despiadada, sin compasión; sacarle los colores es avergonzarle en público, y soñar en colores es ser un iluso.
© Juan Ballester
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