martes, 13 de mayo de 2008

Entrega

La noche se desliza entre tu cuerpo y el mío,
mi piel que se despierta, te grita enajenada,
tus manos son maestras, las mías aprendices,
mi boca es un suspiro que surge de la nada.

Tus dedos me dibujan con trazos infinitos,
los míos, temblorosos, acarician tu pecho,
tu pulso se desboca, la noche se hace eterna,
mi cuerpo se estremece en el cálido lecho.

Tus brazos mi almohada, tu cuerpo mi delirio,
soy cristal en tus manos jamás antes tocado,
mi vientre es un secreto que se desvela al verte,
un regalo escondido que jamás fue entregado.

Con tus cálidos labios de suave terciopelo
vas recorriendo mi cuello, mi pecho, mi cintura...
y húmedos los cuerpos, se funden en silencio
convirtiéndose tu alma y mi alma sólo en una.

Y la luna se esconde celosa al contemplarnos,
abrazados, desnudos, y sin calor ni frío.
Como el tiempo y el olvido, nuestro amor es eterno,
nadie ha de separarnos pues soy tuya y tu mío.

© Ana Álvarez (Khala)

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