miércoles, 11 de junio de 2008

La poesía de Dylan

A HARD RAIN'S A-GONNA FALL


Otra canción donde la poesía rebosa por los cuatro costados es la mítica A hard rain's a-gonna fall, contenida en el segundo álbum del artista, publicado en 1963.

Fue compuesta por Dylan a primeros de septiembre de 1962 -ya ha llovido desde entonces, ¿eh?-, coincidiendo con la instalación de unos misiles soviéticos en Cuba, hecho éste que en su momento elevó la tensión internacional hasta extremos insospechados.

Su letra es comprometida y frontal, y está escrita con un lenguaje repetitivo, en donde abundan las metáforas, los simbolismos, las críticas a todos y a todo. En ella refleja Dylan la imagen del infierno que se avecina (y no le faltaba razón: hay que ver cómo está el mundo), denunciando los males de la sociedad de su época, esto es, racismo, consumismo, belicismo, borreguismo y un largo etcétera. O sea, los mismos que 45 años después: en esto, desgraciadamente, apenas hemos evolucionado.

Puede decirse que cada estrofa, cada verso, es como una canción en sí.

Anduve en medio de siete bosques desolados...

Vi diez mil oradores con las lenguas rotas...

Oí el estruendo de una ola que pudo ahogar al mundo entero...


Oí a un hombre muriendo de hambre, y a mucha gente riendo...

Oí el sollozo de un payaso que lloraba en el callejón...

Encontré a un hombre herido de amor, encontré a otro hombre herido de odio...



Y la última estrofa está llena igualmente de hermosas imágenes, como estas:

Caminaré hasta las profundidades del más hondo y sombrío bosque,
donde la gente es mucha y todos tienen las manos vacías,
donde las bolas de veneno inundan sus aguas,
donde una casa en un valle se asemeja a una prisión húmeda y sucia,
donde el hambre es odiosa, donde las almas están olvidadas,
donde el color es negro y el número nada
[...]

¿Os imaginais a un cantante diciendo esas cosas en 1963 y a las emisoras de radio teniendo que 'tragar' con semejante mensaje en una época en la que imperaban los grupos tipo Beach Boys y las cancioncillas fáciles de menos de tres minutos?

En fin, esta pieza sigue siendo todo un clásico, y siempre es bien recibida cuando Dylan la desempolva en sus conciertos. A pesar de los años que tiene a sus espaldas y a pesar de lo que el mundo ha 'evolucionado', este tema ha sabido renovarse constantemente, de forma que no suena obsoleto ni trasnochado, sino todo lo contrario.

Baste con dos ejemplos:

1º) La versión en directo efectuada en Bolonia durante el Congreso Eucarístico Católico (en 1997), que resulta sencillamente impresionante y llena de frescura.

2º) La más reciente versión que sirve para promocionar la Expo de Zaragoza que se inaugura en unos pocos días. Hay que escucharla. Hay que sentirla. Hay que quitarse el sombrero y juntar las manos y creer. Y todo lo demás que se diga no tiene sentido.

© Juan Ballester

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