MAN GAVE NAMES TO ALL THE ANIMALS
Hasta en las canciones aparentemente más insignificantes o de menor profundidad en cuanto a su texto, aparece la poesía de Bob Dylan en todo su esplendor. Veamos por ejemplo la graciosa y un tanto comercial Man gave names to all the animals, perteneciente al álbum Slow train coming de 1979.
Es una pieza que podríamos calificar de naïf, y en la que Dylan va haciendo un pequeño recorrido a través de diferentes animales que se supone que el ser humano fue encontrando durante su apacible estancia en el Paraíso. Dylan los describe con no pocas dosis de humor:
"Vio un animal en lo alto de una colina, masticando mucha hierba hasta que estuvo hinchada. El vio leche saliendo pero no supo cómo. "Ah, creo que la llamaré vaca".
Por supuesto al traducir estos versos al castellano o a cualquier otro idioma se pierde gran parte de su gracia, al no apreciarse la rima de los finales de verso: hill / filled // how / cow .
La canción termina con tres versos realmente antológicos, que justifican todo lo dicho hasta entonces, y que son de una belleza plástica inigualable:
He saw an animal as smooth as glass
Slithering his way through the grass
Saw him dissapear by a tree near a lake…
Y deja en suspenso la rima, que como cabe deducir correspondería a snake (serpiente). Y esa omisión es precisamente lo que nos produce inquietud, porque sabemos que el encuentro con ese ser cambió el rumbo del ser humano, según la tradición cristiana.
Pero lo que hace de esta última estrofa algo singular, es la constante aliteración del sonido 's' (saw, smooth, glass, slithering, grass, dissapear), a imitación del sonido de la serpiente (snake) no nombrada.... ¡Impresionante!
Realmente estos tres versos valen por toda la canción.
© Juan Ballester
lunes, 25 de agosto de 2008
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