Semana del 27 de octubre al 2 de noviembre:
+ Hay calles estrechas en las ciudades que sólo existen por la noche.
+ Los cordones de los zapatos tienen un gran parecido con los bigotes. Los hay largos y lacios, demasiado largos incluso, que constantemente nos están molestando al andar, que los pisamos por descuido provocando que cada vez sean más largos. Esos son como los bigotes que nos molestan al comer, que hay que estar siempre retirándonoslos del radio de acción de la boca. Hay otros en cambio de una cursilería atroz, cordones enlazados como un adorno, que le dan al zapato un aire festivo; son cordones que piden a quien lo lleva que se ponga corbata de pajarita y se atuse el bigotito con las puntas hacia arriba. Hay en cambio cordones que forman un gurruño sobre el zapato, equivalentes a esos bigotes mínimos y un poco anchos que vemos algunas veces, siempre de un negro muy intenso. Esos cordones cuesta mucho desanudarlos, lo mismo que cuesta mucho renunciar a esa clase de bigote. Quien lleva un bigote chiquitito y espeso, lo llevará toda la vida, por encima de modas, lo mismo que quien se ata los zapatos de esa forma... Hay también cordones deshilachados por la punta, como si fuesen un bigote salvaje que trata de ramificarse en todas direcciones. Hay cordones de zapatos y bigotes negros, marrones, teñidos, anchos, estrechos, pulcros, descuidados, poblados, ralos, repugnantes, exagerados, postizos, etc. Pero no hay cordones de zapato rubios ni canosos, porque los rubios y los canosos no deberían poder llevar bigote, sólo por eso...
+ La verdadera revolución sería la rebolución.
© Juan Ballester
domingo, 26 de octubre de 2008
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