miércoles, 11 de marzo de 2009

El poeta del mes - Jorge Manrique


Jorge Manrique, de cuya vida se desconocen muchos pormenores, nació al parecer en Paredes de Nava (Palencia) hacia 1440, en el seno de una familia de la nobleza castellana, siendo sus padres D. Rodrigo Manrique, conde de Paredes (uno de los hombres más poderosos de su época), y Dª Mencía de Figueroa. Fue miembro de la Orden de Santiago y Señor de Belmontejo, y sobrino del eminente poeta Gómez Manrique.

Su infancia, de la que apenas hay noticias, transcurrió en Segura de la Sierra (Jaen). Estudió Humanidades y se sabe que en 1470 se casó con la hermana de su madrasta, doña Guiomar.

Junto a su padre participó en la lucha contra los musulmanes, y permaneció un tiempo preso en Baza (Granada), enrolándose más tarde en las tropas a las órdenes de Isabel y Fernando en la guerra contra los partidarios de Juana la Beltraneja. En una escaramuza junto al castillo de Garcimuñoz, cerca de Uclés (Cuenca), defendido por el Marqués de Villena, fue herido de muerte en 1479 y siendo enterrado en dicho lugar.

Su poesía, integrada por unas 40 composiciones, se encuadra dentro de la corriente de los cancioneros renacentistas del siglo XV, y abarca desde lo amoroso hasta lo satírico y burlesco. Sin embargo, Manrique ha pasado a la historia merced a las denominadas Coplas a la muerte de su padre, considerada una de las cumbres de la poesía en lengua castellana de todos los tiempos.

Se trata de una elegía compuesta con motivo del fallecimiento de don Rodrigo, acaecida en 1476. Temáticamente entronca con la tradición medieval de la ascética cristiana, propugnando la aceptación de la muerte como algo natural e inevitable que sirve de tránsito hacia la vida eterna. Introduce sin embargo un factor diferencial del resto de las composiciones de este género, cual es la consideración de la fama lograda no a través de cuestiones mundanas sino a través de una vida ejemplar, que propicia que las personas perduren en la memoria colectiva. Igualmente evoca la idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor que el presente.

Las Coplas constan de 43 estrofas de pie quebrado, de 6 versos cada una, alternando octosílabos y tetrasílabos en lo que se ha dado en llamar copla manriqueña [8a8b4c 8a8b4c]. Aproximadamente la tercera parte de ellas están efectivamente dedicadas a su padre, y el resto se refieren de modo genérico y amplio a la muerte, razón por la que esta composición ha traspasado las fronteras del espacio y del tiempo, convirtiéndose en una obra de carácter universal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario