martes, 10 de marzo de 2009

Recetas contra la crisis


Ahora que estamos en plena crisis económica y que el horizonte que se avecina no es precisamente halagüeño, he decidido poner mi granito de arena para ayudar a los países a salir de la crisis, para que se vea lo generoso y desinteresado que soy. Por eso ofrezco una serie de soluciones drásticas:

1º) Que los propietarios de pisos deshabitados los cedan gratuitamente a los más necesitados, sin hacerles pagar nada a cambio, o como mucho pagando la luz y el gas. De esta forma, los exiguos ingresos de las familias afortunadas podrán ser destinados a comprar bienes de primera necesidad y si sobra algo pues a tener un rato de esparci­miento. De esta forma se activará un poco el consumo, que por lo visto es lo que quiere el gobierno (y no olvidemos que el gobierno, al igual que el cliente, siempre tiene razón).
Esto no perjudica en absoluto a los propietarios de los pisos vacíos, porque como ningún rendimiento les sacaban teniéndolos vacíos, el cambio apenas afectará sus economías: al contrario, será una forma de mantenerlos vigilados, más o menos limpios y en condiciones de habitabilidad. Y hasta puede que se ganen una medalla al mérito ciudadano.

2º) La misma propuesta es recomendable respecto de los pisos que sí están alquilados, porque de seguir así las cosas, la mayor parte de los inquilinos se van a ver obligados a volver a casa de sus padres (solos o cargados de niños), y esos propietarios perderán la gallina de los huevos de oro. En cambio, ofreciéndoselos gratis a los inquilinos durante una temporada, éstos sabrán apreciar el detalle y se quedarán allí muy gustosamente unos cuantos años más, con lo cual los propietarios también se harán merecedores de la referida medalla, que es algo de lo que cualquiera se sentiría orgulloso.

3º) Remodelación del Gobierno. Como la actividad económica está tan floja, se podrían suprimir la mitad de los Ministerios, y que la otra mitad alterne sus funciones un día sí y otro no. Por ejemplo, que el Ministro de Economía lo sea de Industria los martes, jueves y sábados; que el de Cultura asuma tres días por semana las competencias del de Turismo; que el Ministro de Trabajo alterne esta actividad tan en desuso con las funciones propias del Ministro de Educación, etc. Ello, por el efecto dominó, haría que también desapareciesen las consiguientes Secretarías de Estado, Direcciones Generales, etc., con el consiguiente ahorro para el bolsillo de todos los españoles.

4º) Reducción en el número de Parlamentarios, porque realmente con quince o veinte diputados se puede mantener un país; el resto es más de los mismo. Y los senadores, que solo sirven para que se fabrique y se use papel de color salmón una vez cada cuatro años, pues también se podrían quedar en sus casitas o irse al cine por las tardes, para que no se queje el gremio de actores, y se alivie la crisis en el sector de las palomitas.

5º) Nada de viajes oficiales. Las reuniones de alto standing, que se realicen por videoconferencia, cada uno desde el ordenador de su casa, con el consiguiente ahorro en hoteles de lujo, restaurantes, aviones, golf, saunas, chicas de compañía, etc. Y si fuera absolutamente imprescindible tener que viajar, emplear unos vales de uso exclusivo en cadenas de comida rápida y en hostales económicos. Eso nos evitaría miles de millones de euros gastados a lo tonto.

6º) Nada de gasto en armamento militar. Las controversias se pueden resolver a tortas, como se ha hecho toda la vida, sistema que es mucho más expeditivo y justo. Y para evitar derramamientos inútiles de sangre, pues delegar cada nación su suerte en los tipos más aguerridos, como los que hacen pressing-catch, con un compromiso por escrito de aceptar el resultado de la pelea

7º) Nada de morirse de cualquier manera, sino establecer por ejemplo un día a la semana: los viernes, pongamos por caso. Así se aprovecharán los fines de semana para las pompas fúnebres y encima podrán asistir a los sepelios todos los familiares y amigos esparcidos por la geografía nacional, que, como tendrán después que comer algo los pobrecillos y hospedarse en algún lugar, harán que de paso la actividad hotelera no se tambalee por la falta de estímulos al turismo.

8º) Aprovechar los vehículos privados para que viajen cuatro o cinco personas cada vez, pagando la gasolina entre todos. Al reducirse de esta forma el número de coches circulando, se ganará tiempo y nos quedarán más horas cada día para pasarlas en la cola del paro a la espera de un trabajo que echarnos a la boca. Y por supuesto, como se gastará menos combustible, pues habrá que abaratar los precios y saldremos ganando todos (menos los países productores, pero claro, no todo iban a ser ventajas para todos).

Bueno, y por hoy mis neuronas no dan más de sí. Otro día igual se me ocurren nuevas recetas contra la crisis.


© Juan Ballester

1 comentario:

  1. Los españoles están dispuestos a conseguir un Referendum para instaurar la pena de muerte en nuestro país; eso es que ésto no lo han leído, porque si no, en el susodicho, piden un cambio inmediato para poner en marcha este plan de reforma.
    Realmente magnífico. Abogo por él ¿Donde hay que firmar?

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