sábado, 9 de mayo de 2009

Tipología del soneto (XXXV)

TEMÁTICA DEL SONETO

XI – Soneto naturalista (II)

* Las flores

+ En general

¿Cómo se hizo la flor? ¿Subió la cuesta
vertical de su tallo y un gran día,
para hacer del jardfín la apología,
explotó con sus pétalos de fiesta?

¿Cómo se hizo la flor? ¿Fue la inmodesta
expresión de la eterna poesía,
que convirtió, derroche de ironía,
el polvo de los muertos en respuesta?

¿Es tan sólo la antífona del fruto
que canta primavera en su proceso?
Yo pienso, que la flor es el minuto

bajado del azul, caído beso,
con que saludan desde lo absoluto,
los niños que se fueron sin regreso.

(Griselda Álvarez: Flor)

+ La azucena

Pena escondida, pena de azucena,
siento pureza y en su forma siento
viento celeste, celestial y viento;
vena de savia vegetal su vena.

Plena de vida, su campana plena,
presiento el cielo y su latir presiento.
Momento santo, dulce del momento,
llena tus fuentes en mis besos, llena.

Pura, ella sabe que es la flor más pura.
Todo es la estrella por la sed de todo;
ternura quiere sin cesar, ternura.

Pide, en tu copa, clamorosa pide,
modo implacable de querer su modo,
mide su sed, en la de Dios la mide.

(Nicolás Cócaro: A una azucena)

+ El clavel

Dulce clavel, de mano tan divina
a mí, bajo pastor, dado en consuelo;
dulce penar y dulce desconsuelo,
que meresció tan buena medicina.

Dulce imitar la aurora matutina
con tu color de rubicundo velo,
clavel, que el corazón clavas sin duelo,
clavo cubierto en flor de clavellina.

Dulce clavel, de ti vayan ornadas
las cítaras de aquellas nueve diosas
que en el Parnaso viven coronadas.

Las vírgenes y ninfas más hermosas
de ti guirnaldas tejen muy preciadas,
por honra del laurel, del mirto y rosas.

(Diego Ramírez Pagán: A una clavellina)

+ El jazmín

Blancos jazmines que en el blanco pecho
de mi cándida Fénix reposastes,
a quien color, a quien olor hurtastes
con ancha mano, si por tiempo estrecho,

puesto que ya por natural derecho
parece que gozáis que lo usurpastes,
¿cómo, decid, a tanto bien llegastes?
Que estoy de invidia (cual de amor) deshecho.

Volved las hojas ya, lenguas risueñas,
así no le paguéis a la mudanza
el censo a que os obliga haber nacido.

Pero no las volváis, que pues por señas
muestran agora en blanco mi esperanza,
dirán mi muerte, y tras mi muerte olvido.

(Pedro Soto de Rojas: Jazmines, esperanza en blanco)

+ La magnolia

En el bosque, de aromas y de músicas lleno,
la magnolia florece delicada y ligera,
cual vellón que en las zarzas enredado estuviera,
o cual copo de espuma sobre un lago sereno.

Es un ánfora digna de un artífice heleno,
un marmóreo prodigio de la Clásica Era;
y destaca su fina redondez a manera
de una dama que luce un descotado seno.

No se sabe si es perla, ni se sabe si es llanto.
Hay entre ella y la luna cierta historia de encanto
en la que una paloma pierde acaso la vida;

porque es pura y es blanca y es graciosa y es leve
como un rayo de luna que se cuaja en la nieve
o como una paloma que se queda dormida.

(José Santos Chocano: La magnolia)

+ La margarita

Flor de interrogación que, deshojada,
profetiza en amor lo que el Destino
reserva a enamorados, cuyo sino
es la ilusión en dudas embozada.

¿Me quiere un poco o no me quiere nada?
¿Es locura su amor? ¿Es torbellino
que arrastra impetuoso en su camino
una pasión apenas comenzada?

Nombre de reina. El corazón dorado
oculta su humildad. La flor de nieve
-blanca corona al sol- ha conservado

un perfume de hierba, aroma leve
con levedad de brisa, traspasado
de rocío y de luz su aliento breve.

(María Alfaro: A una margarita)

+ La orquídea

Caprichos de cristal, airosas galas
de enigmáticas formas sorprendentes,
diademas propias de apolíneas frentes,
adornos dignos de fastuosas salas.

En los nudos de un tronco hacen escalas;
y ensortijan sus tallos de serpiente
hasta quedar en la altitud pendientes
a manera de pájaros sin alas.

Tristes como cabezas pensativas,
brotan ellas, sin torpes ligaduras
de tirana raíz, libres y altivas;

porque también, con lo mezquino en guerra,
quieren vivir, como las almas puras,
sin un solo contacto con la tierra...

(José Santos Chocano: Las orquídeas)

+ La rosa

Embriagada de sol, en pompa abierta
el radiante esplendor, lumbre gozosa
brotando desde el tallo en que reposa
por desmayarse al logro del alerta,

la emoción de la rosa se despierta
en carnal plenitud, y numerosa,
se entrega en cada pétalo por rosa,
aunque en única rosa lo concierta.

No diluye su brío en duermevela;
se aprieta el corazón y en sólo un grito
agota el amplio cielo donde vuela;

pues, desbordando el fiel del apetito,
logra por la encendida bagatela
cuajar su llama en pálpito infinito.

(Manuel Granell: de Tres sonetos a la rosa, III)

* * *

Concéntrica belleza retenida,
llama emergida de tu propio seno,
laberinto de seda, abismo ameno,
espinada dulzura convergida.

Amor no supo deshojar la vida
tanto como tu miel y tu veneno;
simbolizas el astro sobre el cieno,
la elevación sobre la nada hundida.

Simbolizas la sangre. Cada día,
nacida y muerta y luego renaciente
en el recuerdo que su aliento envía

te construyes exacta, nuevamente
-vida, calor, amor, y fantasía-,
cristalizada inmarcesiblemente.


(Guillermo Díaz-Plaja)

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