miércoles, 26 de agosto de 2009

Poema para los días de lluvia

Hay días que amanecen tristes, desangelados,
sin saber bien por qué, sin razón aparente.
El desánimo cunde, entra por todos lados,
oprimiendo los músculos y embotando la mente.

Y nos da por pensar pensamientos oscuros,
y nos da por sufrir sufrimientos de antaño,
y la muerte nos ronda, acecha nuestros muros,
y el pasado, tirano, trata de hacernos daño.

Mas debemos mirar hacia el frente y seguir
porque tras la tormenta llega siempre la calma,
de nada ha de valernos escondernos ni huir,
hay que respirar hondo y aligerar el alma.

Recuerda: nuestras vidas son como un tobogán
donde a veces se sube y se baja otras veces;
y aunque existen momentos en que nos falta el pan,
otras veces, en cambio, no han de faltarnos peces.

Contemplemos la lluvia detrás de los cristales
como un llanto monótono, infructífero y tonto;
recuerda lo que eres, no olvides cuánto vales
y piensa que la suerte ha de cambiar muy pronto.

© Juan Ballester

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