Dentro de muy poco, una de tantas mañanas
al mirarte al espejo encontrarás varias canas,
sentirás tus miembros envejecidos y extraños,
sentirás que de pronto han pasado muchos años,
sentirás las arrugas invadiendo tu cutis
y que ya va siendo hora de iniciar el mutis.
Cualquier tarde, sentada detrás de los cristales
descubrirás que desde hace un tiempo apenas sales,
te darás cuenta de lo triste que es tu ciudad
y que tus hijos ya van a la universidad,
sabrás que has rebasado la mitad de tu vida
y debes ir buscando la puerta de salida.
Cualquier noche, mientras sufras insomnio en la cama
sabrás por qué tu esposo ya casi no te ama,
descubrirás que tus formas ya no son tan bellas
y que el tiempo, a su paso, te ha dejado sus huellas,
verás que tus sueños se los ha llevado el viento
y que en el tren de la vida no encuentras asiento.
Cualquier día, al abrir un cajón abandonado
hallarás un sobre con recuerdos del pasado:
recortes, poesías, fotografías mohosas
que una vez guardaste junto a pétalos de rosas
y entonces volverás a leer estos renglones
y tal vez ese día logre que me perdones.
© Juan Ballester
martes, 3 de noviembre de 2009
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