JOHN WESLEY HARDING

Álbum oficial de Bob Dylan (9º), grabado en Nashville los días 17 de octubre, 6 y 29 de noviembre de 1967. Publicado el 27 de diciembre de 1967 en U. S. A., y en enero de 1968 en el resto del planeta. Productor: Bob Johnston (CBS) [63252]. Intérpretes: B. D. (voz, guitarra, armónica, y piano), Charles Mc Coy (bajo), Kenny Buttrey (percusión), Pete Drake (guitarra eléctrica en B5 y B6).
CONTIENE: John Wesley Harding; As I went out one morning; I dreamed I saw St. Augustine; All along the watchtower; The ballad of Frankie Lee and Judas Priest; Drifter's escape // Dear landlord; I am a lonesome hobo; I pity the poor immigrant; The wicked messenger; Down along the cove; I'll be your baby tonight. [38'32'']
NOTAS: Todos los temas están compuestos por Bob Dylan.
La fotografía de la portada es obra de John Berg; la contraportada contiene el texto titulado ''Three kings'', que corresponde al propio Dylan.
En España, la contraportada de la primitiva edición del LP sustituyó la historia de los tres reyes por unas notas biográficas y artísticas sobre Dylan, sin firmar.
Alcanzó el nº 1 en las listas de ventas del Reino Unido, en las que se mantuvo 29 semanas, y el nº 2 en las de Estados Unidos, en las que permaneció 49 semanas.
COMENTARIO: Tras unos años de máxima creatividad (1964-66), que dieron como resultado tres álbumes de inalcanzable calidad que aún hoy constituyen en su conjunto la cumbre artística de Dylan, período que culmina con una nueva gira por el Reino Unido en la que se da un nuevo baño de multitudes, la espiral vital en la que queda sumido el artista parecía dispuesta a engullirle, hasta el punto incluso de que a renglón seguido sufre un accidente de moto (cuya veracidad aún levanta alguna duda), que a punto está de costarle la vida. Tal vez por ello se retira una temporada a una casa en Woodstock en donde trabajará con un grupo de amigos en una serie de canciones totalmente diferentes, que sin embargo no verán oficialmente la luz hasta años más tarde.
A finales de 1967 graba este nuevo álbum, cuyo sonido y características difieren por completo de todo lo anterior, con unas letras que parecen sacadas del antiguo testamento y unas músicas menos sofisticadas que las de su época ‘ácida’. La portada en un discreto blanco y negro también dice a las claras que Dylan ha cambiado de galaxia. Hasta la voz parece haberle cambiado a raíz del misterioso accidente.
Pero a pesar de este súbito giro en su trayectoria artística, el resultado sigue siendo sorprendente, porque la calidad de algunas composiciones del disco es indudable. Por encima de todas, ha adquirido especial significación All along the watchtower, una de las dos o tres más repetidas a lo largo de sus miles de conciertos en directo, y junto a ella habría que destacar las excelentes I dreamd I saw St. Augustine o la siempre actual I pity the poor immigrant.
El álbum desconcertó en su momento, pero ya se sabe que Dylan siempre va un paso por delante de los demás, y cuando todos creían que continuaría en la onda de sus anteriores trabajos, se envuelve en una cortina de tinta y aparece en el lugar menos pensado. Y es que esa es una habilidad reservada únicamente a los genios.
Calificación: ***
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