domingo, 24 de enero de 2010

El dolor de las rosas


Dime, ¿percibes el dolor de la rosa,
percibes el rojo resplandor que exhala,
esa sangre que rezuma cada pétalo
y ese aguijón ávido de nuestros dedos?
Dime, ¿sientes la agonía de la rosa
que se desintegra en lágrimas de sangre,
de ese milagro que de repente inunda
de terciopelo el mantel de terciopelo?
Esa rosa que enredaste en tus cabellos,
que competía contigo en esplendor
disputándote el trono de la armonía
marchita ha quedado ya y desangelada.
Y así también tus pétalos, tus encantos
han caído al suelo dejando tan solo
un triste armazón desolado y vacío
que muestra la realidad de tus espinas.
© Juan Ballester

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