lunes, 4 de enero de 2010

Una cosa y la contraria

Es curioso cómo hay veces que empleamos una misma palabra o expresión para referirnos a cosas completamente opuestas o incompatibles, o como términos aparentemente sinónimos son empleados en un contexto pero no en otro diferente. Veamos algunos ejemplos:

Subir y bajar
Diría un asturiano: Tengo que bajar a Madrid. Eso es correcto si miramos el mapa de España, pero si en cambio nos basamos en un altímetro, debería decir: Tengo que subir a Madrid, porque ellos están al nivel del mar y Madrid queda a unos 700 metros de altitud.

Un huevo
Ayer cené un huevo”, dice alguien coloquialmente para indicar que cenó mucho. Pero bien mirado, si cenó solamente un huevo, en realidad cenó poco.

El fallo
Un fallo indudablemente es un error. Por eso sorprende que además se emplee para de­signar el resultado de un concurso cuando hay un jurado por medio, o que se haga equivalente a una sentencia. ¿Qué se puede esperar de una justicia cuando los jueces son los primeros que fallan a la hora de impartir justicia?

Buen y mal tiempo
Asociamos buen tiempo al sol y mal tiempo a la lluvia, pero estos parámetros perfectamente podrían tomarse al revés. Para muchos animales y en muchas latitudes es justamente al revés; buen tiempo el fresquito o incluso el lluvioso (pensemos en la industria de los paraguas), y mal tiempo el calor tórrido (que se lo digan a los pingüinos del zoo).

La suerte
Suerte tenemos todos; otra cosa es que sea buena o mala. Por defecto, cuando no se añade calificativo alguno, entendemos que es buena. ¡Qué suerte tiene Mengano! Y nadie piensa que se esté refiriendo a que las cosas le salen mal, a no ser que por el tono de voz se diga con ironía.

Izquierdo y derecho
Lo derecho siempre ha sido sinónimo de correcto, ortodoxo, normal o incluso se ha asociado con la habilidad. Cuantas veces, refiriéndose a un torero, se le ha llamado diestro, aunque el susodicho pudiera ser zurdo por naturaleza. Lo izquierdo, en cambio, se denomina también siniestro, equivalente por tanto a accidente, calamidad o mala catadura. Aunque tener mano izquierda para un asunto es saberlo afrontar con habilidad y diplomacia.

Así pues, la mala fama de todo lo que tenga que ver con lo izquierdo no se corresponde con la realidad, y debería hacerse una cruzada para que se elimine esta discriminación.

Dirección y sentido
A veces palabras con significado diferente, como dirección y sentido, se acaban confundiendo por el uso diario y resultando en la práctica sinónimas.
Todo automovilista sabe que un cambio de dirección es un cambio en la trayectoria o en la orientación del vehículo. Se produce tras cada curva, y en general cada vez que movemos el volante aunque sea de manera imperceptible. Así, podemos decir dirección norte-sur, o dirección suroeste, por ejemplo.
Por el contrario, sentido es cuando, sin cambiar la dirección del vehículo, circulamos al contrario. Y se dice, por ejemplo: accidente en el km. tal de la A-6 en sentido Madrid (o sea, yendo hacia Madrid).
Lo malo es cuando se emplean expresiones como ‘dirección prohibida’, que en realidad debería decirse ‘sentido prohibido’, o ‘en dirección Madrid’, expresión que por cierto no tendría ningún sentido, valga la redundancia.
Porque además resulta que un vehículo tiene un dispositivo para regular la dirección (el volante) pero no para el sentido.
Por otra parte, los sentidos son cinco: vista, oído, olfato, gusto y tacto, aparte de otros no sensoriales: sentido del ridículo, sentido de la orientación, etc. Y todo conductor, mientras conduce, ha de poner en la carretera los cinco sentidos, que no las cinco direcciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario