Hijo de mis entrañas, hijo que nunca tuve,
que pudiste arrastrarme hasta otra primavera,
ahora estarás flotando, seguirás a la espera
y te reirás dichoso, jugueteando en tu nube.
Hijo de mis entrañas, hijo que no has venido
y que nunca tendrás una cuna ni un nombre,
ni siquiera he sabido si eras mujer u hombre
porque has dejado huecas las ramas de este nido.
Hijo de mis entrañas, hijo que no eres nada,
que no eres pies ni boca ni llanto ni sonrisa,
te has quedado en tu mundo sin dolor y sin prisa
volando como un ángel, soñando como un hada.
Hijo de mis entrañas, hijo que ya no existe,
que no llegaste a ser mas que en el pensamiento,
te marchaste tan raudo como se marcha el viento
dejándome feliz pero a la vez muy triste.
© Juan Ballester
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