
Hasta ahí, todo correcto (aunque discutible, por supuesto). Pero entonces, ¿por qué pueden los niños asistir a las mascletás y a los diversos espectáculos pirotécnicos, en los que se queman toneladas de pólvora, azufre y otras sustancias más nocivas aún para la salud que el humo de los cigarrillos?
Ah, claro, es que en este tema, como en muchos otros, aún sigue habiendo una doble vara de medir.
Muy cierto!!!
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