Me inclino sobre tu sombra
recostada y umbría
y al descender hasta la alfombra
tu sombra se desvía.
Me vuelvo hacia ella de un giro
tratando en vano de cogerla
y cuando de soslayo la miro
brilla como una perla.
Tu sombra me es esquiva
y quiere darme esquinazo,
tu sombra parece estar viva
y dibujada de un solo trazo.
Tu imagen fugaz aparece
y desaparece de inmediato;
me burla y se me ofrece
tentadora junto al zapato.
Se escurre resbaladiza
como pez en su elemento
cuando mi mano aterriza
y la rozo por un momento.
© Juan Ballester
jueves, 21 de abril de 2011
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