El día que murió Camarón de la Isla lo recuerdo perfectamente. Me enteré a última hora de la tarde, cuando ya el sol empezaba a ponerse sobre el pequeño recinto del patio de Conde Duque, con unas gradas abarrotadas de público para ver actuar a Van Morrison. Y a mi lado se sentaron dos chicas irlandesas, que no daban crédito a lo que estaban viviendo: asistir a un concierto del León de Belfast precisamente a tantos miles de kilómetros de su casa.
Fue entonces cuando alguien comentó a mis espaldas que ese mismo día había muerto Camarón de la Isla. Y fue entonces cuando Van Morrison atacó uno de sus más grandes clásicos: la demoledora Tupelo Honey.
jueves, 30 de junio de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario