¿Quién no ha escuchado música alguna vez? La música forma parte de nuestra vida diaria, al igual que la coca-cola o el cargador del móvil. Se ha tratado de definir la música como un conjunto de sonidos armónicos y agradables, que según parece Almansa a las fieras. Está considerada además como una de las Bellas Artes.
Para que la música llegue hasta nuestros oídos es preciso en primer lugar que una persona la componga y que otra la descomponga, digo la interprete. Estos últimos son quienes hacen sonar los instrumentos musicales, que es a lo que me voy a referir.
+ Para comenzar, debo hacer mención a la figura del director. El director, en realidad, no toca instrumentos, ya que la batuta es un mero señalador e incluso no es necesaria, pudiendo ser sustituida por un dedo o por la propia mano. Sin embargo, al dirigir la orquesta con su varita mágica puede decirse que en cierta forma mueve a la vez los distintos instrumentos de que consta aquélla.
Los directores son una amplia gama de personas caracterizadas sobre todo por ganar buenos sueldos, y podemos establecer diversas categorías: el simple director, el director general, la directriz (no confundir con la directora), el director de cine, etc.
+ Entrando ya propiamente en los instrumentos musicales, nos encontramos en primer lugar con el violín, que es el más importante de cuantos configuran la orquesta, ya se trate de composiciones antiguas o contemporáneas. Además, es sencillo de transportar y cabe en cualquier rincón de la casa. Posee cuatro cuerdas; algunos tienen menos, pero será porque se les ha roto alguna. Se hace sonar frotando la cuerda contra un arco muy mono, pero también permite darle con el dedo. Hay muchas variedades de violines: el violín primera y el segunda, la viola (aunque ella trata de evitarlo), el violento, el violáceo (fácilmente identificable por su color), la violeta, el violín de Ingres (que es capaz de pintar), el Stradivarius, el violón, la viola d’amore y la viola de gamba, que se suele servir a la plancha.
+ A continuación merece destacarse el violoncello o violonchelo (según se escriba o se pronuncie), que es en parte similar al anterior. Es de mayor tamaño y debe tocarse estando sentado, pues apoya contra el suelo. Su sonido es más grave que el del violín, y también requiere un arco para que suene como es debido. Igualmente dispone de cuatro cuerdas y un curioso pincho en la parte baja que si se posa con fuerza contra el pie puede hacer daño. Sus variedades más notorias son: el contrabajo, algo mayor, el sin trabajo, el contrabajo pero de vacaciones, el contralto, el contrabando, el Stradivarius y otros.
+ Pasemos ahora a la guitarra. Es un instrumento con forma de ocho y un rabo largo saliendo hacia arriba. Posee seis cuerdas y un agujero redondo en el medio de la caja de madera con que está elaborado, para que en él hagan su nido las golondrinas. Sus variedades son amplísimas: la bandurria (que no es otra cosa que una banda de gentuza), el laúd, la mandolina (algo cursi, la pobre, con ese nombrecito), la vihuela, la viruela (como la anterior pero muy contagiosa), el banjo etc.
+ Otro instrumento de cuerda es el arpa. No es un instrumento corriente, y pocos son los que saben tocarla bien, entre ellos Harpo Marx (o sea, el mudo). Tiene tantas cuerdas que es fácil confundirse de nota. Su forma es aerodinámica y a la larga acaba produciendo callos (a la madrileña) en los dedos del arpista. Debe tocarse sentado, y el intérprete necesita largos brazos para poder abrazarla por completo, hasta la última nota. Las clases de arpas son: la arpía (con muy malas intenciones), el arpón, Harpagón, el arpa de boca, la carpa y la zarpa.
+ La lira, de la misma familia, es un instrumento bastante cursi. En realidad es un tipo de arpa, aunque por sus características he preferido estudiarla aparte. Sus cuerdas están sujetas por un armazón de madera en forma de U. Es el instrumento preferido por los ángeles, por el dios Apolo y por los afeminados. Si se toca tumbado a la sombra de un buen árbol, se disfruta mucho más. Sus especies más significativas son el ave lira, el lirón, el colirio y la antigua unidad monetaria italiana.
+ Otro instrumento de cuerda es el piano, si bien a simple vista no lo parece por tenerlas ocultas, como cierta clase de ciencias. Ocupa bastante espacio, sobre todo en las habitaciones pequeñas. Suele fijarse al suelo por cuatro patas, aunque los hay que tienen tres patas y un pato. Las teclas que se pulsan son de dos colores: blancas las mayores y más abundantes, y negras las más pequeñitas y escasas. Va provisto de pedales que no son para que ande, sino para obtener sonidos distintos. Son especies de pianos: la pianola, el piano forte, el piano débil, el jurista Ulpiano, el metacarpiano, el piano de cola y el de rabo.
+ El órgano es similar al anterior. Se trata de un armatoste imponente, el mayor de todos los instrumentos musicales; a veces son tan enormes que únicamente caben en las catedrales y en las salas de conciertos. Últimamente también los hay más pequeños, para las casas. Su aspecto es parecido al del piano, pero las notas duran más tiempo sonando; hasta que no se retira el dedo de la tecla no cesa su sonido. Su variedad principal es el órgano electrónico, pero no debemos olvidar el organillo, el órgano de la vista, el del oído, el órgano decisorio de una Sociedad Anónima, el organismo, el organigrama y el organdí.
+ Guardando ciertas afinidades (pero si no está afinado guardará desafinidades) con el órgano está el clavecín. Su sonido es más metálico y las notas son más breves, no tan eternas como en el órgano. Son más pequeños y solamente se utilizan para interpretar música antigua. Se dividen en: clavicordio, clavicémbalo, clavileño, continuo, discontinuo, clave de do, de re, etc.
[Continuará]
© Juan Ballester
miércoles, 31 de agosto de 2011
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