viernes, 4 de abril de 2014

Tico, los ángeles, San Pedro y las tardes del Paraíso


Me acuerdo muchas veces de mi pobre Tico. Hace años que corretea por el cielo, con su pelotita y su trapo, que se sube a las camas de los ángeles para echarse la siesta, que llena de alegría las monótonas tardes del Paraíso.

Él me espera olisqueando detrás de la puerta, moviendo su rabo, mientras San Pedro le acaricia el lomo y le advierte de que aún no soy yo, que sigo por aquí abajo. Pero Tico siempre está alerta, por si acaso, como las vírgenes prudentes de la leyenda cristiana.

Y eso que motivos no le faltan para guardarme rencor, pero eso es otra historia y de ella hablaré otro día...

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Ticooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

1 comentario:

  1. Ya estás con él, querido Juan, abrazándolo y tirándole la pelota; ya estais juntos, porque seguramente allá en el cielo Tico estaba esperándote en la puerta, junto a San Pedro, para darte la bienvenida; ya tienes alas, querido Juan, las que siendo un ángel en la tierra, aún no tenías. Descansa en paz, y desde donde estés, vela por nosotros.

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