sábado, 24 de mayo de 2008

Poemas de mayo (II)

Tarde de versos

Hoy es tarde de versos, mi alma está de rebajas,
me brotan de los dedos como si fueran setas,
unos redondos, limpios, como caras de niño,
otros torcidos, sucios, como la piel de un lunes.

Las luces y las sombras alfombran los pasillos,
las risas y los llantos me preparan la cena,
y al mirarme por dentro unas veces hay aire,
y otras veces un muro de ausencia y de cemento.

Hoy es tarde de versos, mi corazón estalla,
oscila bruscamente entre el dolor y el gozo,
convertido en serpiente, vestido de gaviota,
repartiendo rencores y recordando abrazos.

Qué difícil parar esta angustia que siento,
darle forma a unos versos que surgen en cascada,
qué difícil, insisto, estar quieto y volar
cuando los calendarios tratan de sobornarme.

Hoy es tarde de versos, mi cerebro los sueña,
mi boca los pronuncia, mi mano los dibuja,
salen de su hormiguero para formar renglones
del color de una herida que envenena mi sangre.

Y los relojes ponen a prueba mi paciencia,
y estas cuatro paredes insisten en ser cárcel,
precisamente hoy, en pleno mes de mayo,
cuando las amapolas han teñido esta página.

Hoy es tarde de versos y mi vida se escurre
por entre cicatrices que el olvido ha formado.
Doy a luz un poema, lo amamanto y lo acuno
y dejo caer dos lágrimas sobre un renglón vacío.

♣ ♣ ♣

Instantes de lluvia

Llovía en el silencio de la noche.
Me abrazaba al recuerdo
de unas palabras dichas, susurradas
apenas unas horas antes de que mi mano
tomase unas cuartillas
y empezase a escribir sílabas sin sentido.

Sonaba en las ventanas
ese llanto olvidado que empapa las aceras,
esa canción monótona
donde mayo perdía consistencia,
ese rugir de gotas quebradas por el viento.

Imposible dormir,
inútil apagar la luz y sumergirse
en el espeso bosque de los sueños,
innecesariamente concentrarse
en cruzar la frontera de lo que no es real,
de lo que no es ausencia, ni soledad, ni arena.

Y busqué esos recuerdos,
esas palabras llenas de múltiples colores
que atronaban aún en mis oídos,
esas voces rasgadas
salidas de la cueva voraz de mi garganta,
tan llenas de relámpagos que acaso
no fueron nunca dichas.

Me perdí en esa masa
de sonidos anclados en los charcos,
en esa sinfonía de perlas transparentes
que iba poco a poco apoderándose
de todas las esquinas, de todos los tejados,
de todos los rincones, de todos los pasillos,
de todos los instantes
de aquella extraña e inútil madrugada.

Instantes de la lluvia
donde aprendí de pronto a ser murmullo.

♣ ♣ ♣

Canción del 23 de mayo
.
Me acordaré de ti
un veintitrés de mayo,
cuando el sol de la noche
me vista con sus rayos.
.
Un día no estarás,
no tendré ya tus ojos
para mirarme en ellos,
porque serán de otro.
.
Un aire de tristeza
recorrerá mis sienes
y seré ya muy viejo
entre cuatro paredes.
.
Pero me alegraré
un veintitrés de mayo,
cuando las flores hablen
y brinquen los caballos.
.
El tiempo habrá pasado,
seguiré igual de pobre
con los sueños a cuestas
y mi voz sin colores.
.
Escribiré otros versos,
amaré locamente
aunque en el fondo sea
un perdedor sin suerte.
.
Pero renaceré
un veintitrés de mayo,
cuando las aguas corran
y estén verdes los tallos.
.
Me encontraré desnudo,
con las manos vacías
buscando un imposible
que cure mis heridas.
.
Mi escaso patrimonio
se llamará esperanza
con la nada por techo
y el aire por almohada.
.
Pero diré tu nombre
un veintitrés de mayo
cuando la primavera
brille inmensa, sin fallos.
.
Tú estarás ya muy lejos,
yo sólo seré sombra
durmiendo en las esquinas
del llanto y la zozobra.
.
Pero tendré el recuerdo
un veintitrés de mayo
cuando, cuchillo al viento,
te pregonen los gallos.
.
© Juan Ballester

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