martes, 14 de julio de 2009

De cómo la nada se apodera de los incautos

Otra mañana más en que me encuentro
vacío, desterrado, viejo y solo.
Otra mañana más que no controlo
este dolor royéndome por dentro.

Otra mañana más buscando el centro
de este fuego interior donde me inmolo.
Otra mañana más mi vida asolo
y en caminos estériles me adentro.

Nada de nada cruza por mi mente
y una mañana más estoy ausente,
sin saber ni siquiera dónde ando.

Sólo esperar, dejar que el tiempo pase
y escribir con desgana alguna frase
en un sucio papel, de vez en cuando.

© Juan Ballester

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