TEMÁTICA DEL SONETO
XI.- Soneto naturalista (IV)
* Las aves
+ El cisne
Ave de nieve que rompiendo espumas
de ese cristal lascivo donde cantas,
las cándidas espumas que levantas
son igual competencia de tus plumas.
No es bien que cuando mueres lo presumas,
porque tu vida empieza en lo que cantas,
que a tus méritos propios te adelantas,
para adquirir las alabanzas sumas.
Cantando con espíritu del cielo,
te despides del orbe de la tierra:
que allá premio a sus méritos previenes.
Mas si es tu voz un cielo acá en el suelo,
solo por nuestro daño se destierra,
que en ella misma lo que buscas tienes.
(Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo: Al cisne)
+ El cuervo
Oh tú, cuervo infeliz, cuyo graznido,
con bronca voz, con destemplado aliento,
al compás del más rústico instrumento
intimas desazones al oído!
Di, ¿qué infernal Apolo te ha influido
tan discorde, tan bárbaro concento?
¡Oh, quien nunca tuviera entendimiento
para que nunca fueses entendido!
Deja la inculta lira; no presumas
profanar, atrevido e insolente,
la noble ocupación de nobles plumas;
pues no conseguirás, aunque lo intente
tu recia rustiquez con ansias sumas,
que el sagrado laurel orle tu frente.
(José Gerardo Hervás)
+ La golondrina
De ti -que, por precoz y por soltera,
anuncias y no haces el verano-
golondrina sutil, tenue vilano,
la urgencia envidio y la ansiedad quisiera.
Última flecha del invierno arcano,
buscas el blanco de la primavera
con tal celeridad que asirte fuera
detener el destino con la mano.
¡Ay!, pero sólo a prometer nacida,
vives para escapar de lo que ofreces,
paraíso mental, presagio puro.
Y es tan indispensable tu partida
que acabaría en ti nuestro futuro
si, un instante no más, permanecieses...
(Jaime Torres Bodet: Golondrina)
+ El gorrión
Conversan a su modo. Vuelan. Tienen
la crueldad de los niños, la inocencia
de los hombres que vienen de la ausencia
y no saben decir de dónde vienen.
Saltan por estas calles. Se mantienen
del aire: una memoria, una presencia.
Mas no se olvidan de dictar sentencia
con sus picos. Y nunca se detienen.
Las calles de mi casa son estrechas,
y sus paredes lucen signos, fechas,
flechas atravesando corazones;
y un nombre que anochece y que fue aurora
y que yo trato de salvar ahora
del picotazo de los gorrïones.
(Carlos Murciano: Los gorriones)
+ La paloma
Peregrina paloma imaginaria
que enardeces los últimos amores;
alma de luz, de música y de flores,
peregrina paloma imaginaria.
Vuela sobre la roca solitaria
que baña el mar glacial de los dolores;
haya, a tu paso, un haz de resplandores
sobre la adusta roca solitaria.
Vuela sobre la roca solitaria,
peregrina paloma, ala de nieve,
como divina hostia, ala tan leve
como un copo de nieve; ala divina,
copo de nieve, lirio, hostia, neblina,
peregrina paloma imaginaria.
(Ricardo Jaymes Freyre)
+ El ruiseñor
Ruiseñor amoroso, cuyo llanto
no hay roble que no deje enternecido,
oh si tu voz cantase mi gemido,
oh si gimiera mi dolor tu canto.
Esperar mi desvelo osara tanto,
que mereciese por lo bien sentido
ser escuchado, cuando no creído
de la que es de mi amor hermoso encanto.
Qué mal empleas tu raudal sonoro,
cantando el alba y a las flores bellas:
canta tú, oh ruiseñor, lo que yo lloro.
Acomoda en tu pico mis querellas,
que si das dices a quien tierno adoro,
con tu voz llegarás a las estrellas.
(Pedro de Quirós)
* * *
Con diferencia tal, con gracia tanta
aquel ruiseñor llora, que sospecho
que tiene otros cien mil dentro del pecho
que alternan su dolor por su garganta;
y aun creo que el espíritu levanta
-como en información de su derecho-
a escribir del cuñado el atroz hecho
en las hojas de aquella verde planta.
Ponga, pues, fin a las querellas que usa
pues ni quejarse ni mudar estanza
por pico ni por pluma se le veda,
y llore solo aquel que su Medusa
en piedra convirtió, porque no pueda
ni publicar su mal ni hacer mudanza.
(Luis de Góngora)
viernes, 17 de julio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario