jueves, 6 de agosto de 2009

Aplausos


¿Aplausos? ¿Para qué? Nadie me aplauda,
que el aplauso es la lluvia vanidosa
que en los oídos suena como a rosa
pero su olor se acaba y se va rauda.

¿Aplausos? Gracias, no. No los merezco,
que el aplauso es recurso pirotécnico.
Yo no soy buen poeta, sólo un técnico
aunque a veces engaño y lo parezco.

Guárdense los aplausos para aquellos
que buscan gloria y reconocimiento,
los que escriben poemas que son bellos.

A mí no me hacen falta de momento,
que los aplausos soplan como el viento
y a veces viene bien pasar sin ellos.

© Juan Ballester

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