Leo en diversos medios de comunicación una noticia cuando menos sorprendente:
Orinar en la ducha puede ahorrar más de 4.000 litros de agua por persona al año, según la ONG brasileña Mata Atlántica.
Vale, sí. Pero esta medida para ahorrar agua no deja de ser una autentica chorrada, aparte de una guarrería, según en donde se practique. Una cosa es hacerlo cada uno en su casa, y otra que se ponga de moda hacerlo también en lugares públicos. Siempre habrá ‘graciosos’ que se dediquen a hacer dibujitos con el chorrito del pis por las paredes o que ensucien zonas que luego el agua no va a limpiar. Aparte de que esas cifras que maneja la tal ONG son muy relativas, porque ¿hemos de suponer que una persona se ducha 1 vez al día?
Me pregunto por qué no hacen otro tipo de campañas para acabar con el derroche de agua en todo el planeta, por ejemplo alertar acerca de las fiestas donde directa o indirectamente se desperdician millones de litros de agua (Tomatina de Buñol, Fiesta del vino, Guerra del agua, etc.). ¿Ha calculado alguien los millones de litros que se necesitan para limpiar después las calles (sin contar con que la acidez del tomate destruye muchos microorganismos) y por supuesto la que se necesita para que todos los participantes salgan bien duchaditos de semejantes batallitas. Ah, claro, es que esto es cultura popular.
Y qué decir de los miles de litros de agua que cuesta limpiar las calles después de un botellón de fin de semana? Eso, multiplicado por miles de botellones en infinidad de ciudades del mundo, representan muchos millones de litros de agua malgastados.
¿Y por qué no se conciencia a la población de lo costoso que es reciclar el agua mezclada con los pelos y otros objetos que se tiran por el WC, o la mezclada con ese aceite usado que se tira por el desagüe de la pila?
Hay formas muchos más elegantes y originales de pedir la austeridad a la hora de ahorrar agua. Por ejemplo, se me ocurre una que hará las delicias de muchas amas de casa: aconsejar a todos los varones a que se acostumbren a mear sentados en vez de hacerlo de pie, y de esta forma, al haber menos salpicones en suelos y paredes, no habría necesidad de fregarlos tan a menudo y se ahorrarían miles de litros en limpieza.
Pero en fin, ya lo sabes: ahora mear en la vía pública va a dejar de ser una conducta sancionable puesto que con ello le ahorramos al planeta unos cuantos litros de agua.
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